INTRODUCCIÓN SIN MÁS NI MENOS

¡Bienvenido a mi Blog!

Me llamo JOSÉ JUAN, y soy ateo, escéptico y un bright mexicano de 33 años, pero digo que veinti-trece, para disimular. También digo que tengo 20 años, desde hace trece.

En los últimos años me he sentido abrumado por la cantidad de pseudociencia, oscurantismo y estrechez de miras con que paradójicamente estamos empezando el nuevo milenio. Tampoco me ponen especialmente de buen humor los (ni tan nuevos) excesos de la religión y de sus seguidores, y entre otras cosas más banales, el descarado toque mercantil con que monopolios como Televisa le imprimen a todo lo que tocan. Basta con encender la radio o la televisión para que comprobemos que las cosas pueden verse tan malas como suenan (Verdaguer, dixit). Si menciono lo anterior es nada más como un leve atisbo de la diversidad de temas que ocuparán mis textos y ensayos personales. Y sus respectivas réplicas, espero.

Debo aclarar que no intento malgastar pólvora en infiernitos, ni encender mechas donde no las hay. Muchísimas personas guían sus vidas de acuerdo a convicciones heredadas, más que razonadas y puestas a prueba, y aunque quizá nada podrá convencerlas de lo contrario, definitivamente yo no tengo ningún plan maestro bajo la manga para intentar tal cosa. Aunque he de decir que yo mismo estoy convencido de algo: el ofrecer el otro lado de la moneda en situaciones que se dan por sentadas es una virtud y no una terquedad por llevar la contraria, como es común que se piense es el comportamiento per se de un escéptico. Quien cuestiona sus creencias, quien hace las preguntas clave, sobre todo las prohibidas, tiene una ventaja sobre quien no suele razonar el por qué de aquéllas: puede comprobarlas. O disprobarlas, por supuesto, y cambiar de parecer, llegado el no muy frecuente (que no imposible) caso que así suceda.

En ocasiones he importunado a algunos de mis amigos con emails de mis opiniones en el tono sarcástico que me saben los que me conocen, y más de uno ha solicitado que me calme. Otros han sido menos diplomáticos. Me alegra anunciarles que eso ya se terminó: ahora importunaré a todos y en un mayor número .

Finalizo esta introducción con una frase favorita, que resume varios aspectos de mis propias convicciones:

“La estrella que brilla al amanecer, el heraldo del día, es la Ciencia, no la superstición. Es la Razón, no la religión”. - Robert Green Ingersoll (1833 – 1899)

Un abrazo a todos, aun a aquellos que ya estarán pensando en las bondades de la leña verde:

JOSÉ JUAN